Tras dos años de pandemia, estamos comenzando a descubrir el impacto que el aislamiento tuvo en nuestra vida. ¿Cómo afectó a los estudiantes este tiempo? ¿Ha retrasado la pandemia su proceso de socialización y, por consiguiente, su capacidad de empatizar con el entorno?

Nosotros, como profesores, tenemos la tarea de ayudar a nuestros estudiantes a encontrar el equilibrio ante el constante sentimiento de catástrofe les rodea. Sí, se puede ayudar a alivianar estas situaciones a través del Mindfulness y te lo contamos cómo lograrlo a través de 3 puntos clave:
Mindfulness les ayuda a centrarse en sí mismos.
El confinamiento obligatorio nos puso a todos en una situación de alerta. Familias en todas partes se unieron y esto pudo haber mejorado su relación o haber despertado problemas en ellas. El Mindfulness es la oportunidad de los estudiantes para dejar de lado todo esto que vivieron durante todo este tiempo y centrarse en ellos mismos, en sus anhelos y deseos, en conocerse y conocer sus límites para entender las situaciones que transitan en su día a día.
Mindfulness como herramienta para entender al otro.
Los centros educativos son el lugar en donde se cruzan las realidades de todos nuestros chicos. Nosotros como pofesores tenemos el poder de lograr que estas interacciones sean positivas a través del Mindfulness. Esta práctica les enseña a nuestros estudiantes la manera de construir relaciones sanas a través de la compasión y la empatía.
Mindfulness es la puerta a la comunicación y el diálogo.
Vivimos en un presente que premia la defensa, el tomar la justicia por nuestras manos y que evita el diálogo y la búsqueda conjunta de soluciones. Desde Aula Plena confiamos que la mejor forma de cambiar el mundo es a través de la paz y la consciencia en la educación, promoviendo el Mindfulness como método de enseñanza, que tienen como fuente el bienestar colectivo desde un bienestar personal. Padres, profesores y orientadores somos las guías más cercanas a la realidad de los estudiantes. Es de suma importancia que entendamos nuestro rol en sus vidas y buscar en conjunto maneras para ayudarles en su proceso de transición, de estar en casa a volver a interactuar con sus pares. Las emociones pueden llegar a ser una montaña rusa, pero si todos sabemos navegar por ellas, la manera en la que vivimos y nos relacionamos dará un giro favorable para el mundo.